Con gran entusiasmo, les informo sobre la publicación de la "Antología de Poesía Anarquista", un proyecto en el cual nos encontrábamos trabajando desde hace unos años y con el cual le apostamos a recuperar voces libertarias de todas las latitudes y de todos los tiempos. Ahora que tenemos en las manos los dos tomos de la antología, estamos convencidos de que este es un aporte a la reconstrucción de la memoria que va más allá de los circuitos ácratas, pues seguramente, convocará las miradas de todos aquellos que estén interesados en el estudio de la literatura. La edición estuvo a cargo de Un Gato negro editorial, un proyecto que cuenta con dos publicaciones anteriores: Anarquismo y poder popular (2011) y La voz de la mujer (2012).
La antología consta de 124 autores y fue organizada en dos tomos: Anteriores al siglo XX y Del siglo XX hasta nuestro días. Con posterioridad al lanzamiento, empezaremos a publicar en este espacio, los poemas seleccionados.
Todos los lectores de este blog, están cordialmente invitados a la presentación que haremos el día 19 de junio a las 6:30 p.m. en el espacio cultural bogotano, "A seis manos" (Calle 22 No.8-60).
Ahora les comparto el prólogo que escribí para dicha publicación:
Prólogo
Insumisos,
insurrectas, subversivos, rebeldes, insurgentes, conspiradoras,
revolucionarios, agitadoras, libertarios, anarquistas… los ha habido en todas
las culturas y desde tiempos inmemoriales, incluso, en aquellos lugares donde
el terror ha campeado poderoso y altivo, instaurando el prejuicio como su mejor
arma para sostener los anhelados “equilibrios”. De esos particulares
personajes, nos han contado las mitologías, los relatos épicos, los tratados
históricos, los textos religiosos, y no precisamente para exaltarlos o
recordarlos con respeto y dignidad; por el contrario, para iniciar con ellas la
reseña de los proscritos y enjuiciar sus actos como entorpecedores de los
imaginados “paraísos perdidos”.
Estos incómodos
sujetos, aunque aislados espacial y temporalmente, han permanecido unidos por
su espíritu fervoroso e inclaudicable. Por supuesto, no todas han defendido los
mismos ideales ni ejercido las mismas prácticas, ni tampoco han gozado de los
pequeños triunfos de la memoria – que en efecto se han dado – con los cuales se ha logrado fundar una
iconografía de luchadoras sociales que han rebasado múltiples fronteras. Pero,
precisamente, porque consideramos que aún hay muchas voces olvidadas,
insistimos en rescatarlas trazando cartografías a partir de una particular
actividad artística vinculada con una praxis ideológica: la poesía anarquista.

Advertimos a
quienes consideran – desde ciertos sectores que también se reclaman
revolucionarios – que este propósito es
excluyente y peligrosamente generador de distanciamientos, que no es ese
nuestro propósito; sin embargo, es apenas natural y oportuno (debido a los
múltiples intentos de acallarnos y de agraviarnos con el olvido, aún por
quienes dicen estar combatiendo por un mundo mejor) que también los ácratas nos
preocupemos por reavivar las voces poéticas que nos han alentado y que han
resistido ante todo tipo de persecuciones.
Y ya que nos
hemos encauzado por tan inquietante sendero, es preciso hacer unas acotaciones,
puesto que a la dificultad consabida para realizar cualquier tipo de antología,
se suma el que no estamos exentos de operar con tal subjetivismo que nos lleve
a incluir o a obviar a quienes – “a todas luces” – debieran haber sido
seleccionados o dejado por fuera. Sin embargo, asumimos el reto de iniciar esta
construcción, ante todo, alentados por la confianza de que otros compañeros
ayudaran a complementar o a pulir este trabajo. Lo primero que queremos
manifestar es que tratamos de seleccionar, primordialmente, autoras que se
proclamaron como anarquistas habiendo o no militado en asociaciones de este
tipo. Algunos de ellos, posteriormente tomarían rumbos diferentes, pero como no
estamos buscando hacer enjuiciamientos morales, nos interesa es el espíritu de
su obra en un contexto determinado. En segundo lugar, consideramos importante
incluir poetas con alto reconocimiento dentro de la lírica mundial, quienes sin
militar en agrupaciones anarquistas sí tuvieron o tienen una gran afinidad con
sus ideas; y otros que, quizás sin tener conciencia de dichas ideas, llevaron
vidas y construyeron obras decididamente libertarias. Podríamos decir de todas
ellas que eran “anarquistas congénitas” que exhumaban rebeldía. Es el caso de
Lao Zi, Rosario de Acuña, Wilde,
Rimbaud, Artaud, Blake, Victoria Aldunate, Schelling, León Felipe, Byron,
Heine, Ana María Martínez Saguí, Cravan, entre otros. Y hasta nos atrevimos a
incluir una polémica figura literaria, vinculada usualmente por la crítica con
el pensamiento de derecha, quien, inesperadamente, publicó sus primeros y
revolucionarios poemas – esos que no traen las antologías oficiales – en
periódicos anarquistas; se trata, ni más ni menos, que de Jorge Luis Borges.
Asimismo, somos
conscientes de que muchas autoras también han quedado por fuera, principalmente,
por el desconocimiento que tenemos de sus obras o porque deliberadamente han
decidido quedarse en el anonimato. Además, de unos pocos, encontramos
referencias sobre su trabajo literario pero no fue posible hallar obras
poéticas. Por eso anhelamos que, con la ayuda de los lectores interesados,
podamos seguir alimentando este flujo propulsor de la memoria y continuar
haciéndolo circular más allá de los espacios libertarios, pues creemos que esta
selección de autores identificados con un singular pensamiento político, debe
también generarle inquietudes a todos los estudiosos de la literatura.

Por otra parte,
queremos hacer algunos apuntes sobre la concepción del arte en el anarquismo,
los cuales pueden ayudarnos a dimensionar la importancia de esta actividad
dentro de dicha propuesta sociopolítica y, especialmente, la gran estima que se
ha tenido por la poesía en el mundo ácrata, la cual ha sido considerada como
una verdadera arma para adelantar la lucha política. Y aunque no olvidamos lo
poético que siempre habita en el corazón de toda creación artística, nuestro
trabajo busca concentrarse en la especificidad lírica.
Uno de los
primeros presupuestos en los que se afianza el pensamiento anarquista es que
“para crear hay que destruir”, y es, en gran medida, el artista quien se
aproxima a la belleza a través de la variación,
constituyéndose como un devenir
revolucionario. De entrada, las artistas de Acracia se instalan en la línea
herética, en contravía de la cultura y la tradición, aunque no pierden su horizonte
pluralista, que les permite renovarse constantemente a partir de su propia
experiencia y ratificando siempre el
valor de la diferencia, pues el creador no encaja en la estructura de una
“sociedad igualitaria”, históricamente nivelada por lo bajo, gracias al
predominante ejercicio de la autoridad y el patriarcado. El artista ácrata ha
luchado por la “individualización” y no por el “individualismo”, como
ligeramente se le ha señalado por algunos sacerdotes que preconizan el
“compromiso”, la “pedagogía” y el “dogma” revolucionario del arte. Por ello, es
preciso no olvidar la esclarecedora advertencia de Wilde: “Toda autoridad es
igualmente peligrosa”.
Desde los
primeros momentos, teóricos anarquistas como Godwin, Proudhon y Kropotkin, coincidieron en avizorar un “arte nuevo”, que
buscara abolir las diferencias entre arte y vida. Han sido numerosos los dogmas
contra los que se ha levantado el creador ácrata: “la obra maestra”, “el
artista puro”, “el museo”, “la sala de conciertos”, “el dictamen de la crítica”.
Esta ruptura se alcanza luego de asumir su trabajo no como un oficio, ni como
un medio de vida, sino como puro acto creativo, pues importa más el acto
creador que la obra en sí. Antes que para ser “mirada”, la obra está para ser
“vivida” y “hecha”, y viene a adquirir su real potencialidad en contextos
determinados, sin estar sujeta a las limitaciones temporales. Por su parte, la
estética anarquista estima otros valores con los cuales se siente más
identificada: la imaginación, la espontaneidad, la fantasía, el asombro, la
ruptura. Por eso espera y merodea siempre en las puertas de lo desconocido,
pues no se contenta con “regentar o interpretar lo real” para producir un
“significado” social excluyente. Más que con palabras, el poeta trabaja con
deseos, emociones, fantasías, temores…
Muchas de las
poetas anarquistas estuvieron siempre innovando, generando rupturas, dando
batallas por el verso libre desde las orillas del simbolismo o incorporándole
nuevas facetas perceptuales a la creación poética, desde las tribunas expresionistas,
dadaístas, futuristas y surrealistas. Y así han continuado, casi siempre
cercanos a los quehaceres vanguardistas, que se levantan contra el poderío
“legislador” de los artistas clásicos.
Hemos preparado
este trabajo, ante todo, por el amor a la poesía y al espíritu anarquista, y
por la necesidad de conjugar momentos, indagaciones ante el espejo,
transparencias y atisbos de luz para revitalizar la memoria, para reafirmar que
la poesía es inmanencia revolucionaria que no encaja con el “arte de
propaganda”, y para seguir pregonando que la revolución es una fiesta, un rito,
una ceremonia, una celebración… sin principio ni fin.
Todos los lectores de este blog, están cordialmente invitados a la presentación que haremos el día 19 de junio a las 6:30 p.m. en el espacio cultural bogotano, "A seis manos" (Calle 22 No.8-60).