sábado, 14 de septiembre de 2013

Poemas de Manuel Gonzalez Prada y Rosario de Acuña

Manuel González Prada
Nació en Lima en 1844, en el seno de una familia aristócrata de la cual se alejó para acercarse al movimiento obrero limeño. Fue ensayista, poeta y pensador anarquista. Se le conoce como el máximo exponente del Realismo Peruano por su obra ensayística, y como uno de los precursores del Modernismo Americano, debido a su obra poética. Fue fundador del radicalismo político peruano y mantuvo siempre una actitud indigenista crítica. Falleció en Lima el 22 de julio de 1918.

Las flechas del Inca

Tuvo tres flechas en la mano el Inca,
Y, alegre, a la primera preguntó:
-"Amiga fiel, envenenada flecha,
Di, qué me pides hoy?"
–"Fuerte guerrero de infalible pulso,
De bravo corazón,
Te pido sólo destrozar las alas
De cóndor volador".

Tuvo tres flechas en la mano el Inca,
Y, alegre, a la segunda preguntó
-"Amiga fiel, envenenada flecha,
Di, qué me pides hoy?"
-"Fuerte guerrero de infalible pulso,
De bravo corazón,
Te pido sólo desgarrar el seno
De tigre acechador".

Tuvo tres flechas en la mano el Inca,
Y, alegre, a la tercera preguntó:
-"Amiga fiel, envenenada flecha,
Di, qué me pides hoy?"
-"Fuerte guerrero de infalible pulso,
De bravo corazón,
Te pido sólo atravesar el pecho
De vil conquistador".


Canción de la India

Con almas de tigre
Se acercan los Blancos.
Esposo querido
(Salvemos, huyamos!
Es tarde, que llegan,
Te embisten airados,
Te cubren de injurias,
Te ligan las manos).
Adónde te arrastran
A modo de esclavo?
Adónde te llevan
Cual res de un rebaño?
Te llevan, te arrastran,
A luchas de hermanos.
Maldita la guerra!
Malditos los Blancos!

Adiós, oh mi choza!
Adiós, oh mis campos!
Adiós! que me alejo
Siguiendo al Amado.
Quién sabe si adioses
Eternos exhalo!
Quién sabe si nunca
Regrese a pisaros!
Ay, pobre del Indio,
Sin leyes ni amparo,
Muriendo en las garras
De inicuos tiranos!
Tú callas, oh Esposo,
Tú marchas callando...
Maldita la guerra!
Malditos los Blancos!

Por costas y punas,
Por montes y llanos,
Con sol o tinieblas,
Camino a tu lado.
Qué importan fatigas,
Si escucho tus pasos?
Valor, oh mi Esposo!
Valor y suframos!
Si débil flaqueas,
Descansa en mis brazos;
Mi sangre devora,
Si hay sed en tus labios.
Mas callas y callas,
Y marchas callando...
Maldita la guerra!
Malditos los Blancos!

Ya vibran clarines,
Galopan caballos,
Retumban cañones
Y bullen soldados.
Crujido de hierros
Asorda el espacio;
La sangre a torrentes
Inunda los campos.
Tú vas y peleas
Intrépido y bravo,
Tú matas y mueres
En lucha de hermanos.
Yo beso tu herida,
Yo gimo gritando:
Maldita la guerra!
Malditos los Blancos!
Periódico dirigido por Manuel González Prada


Del libro “Grafitos”

1
 
Para extirpar los crímenes sociales,
Traer la luz y redimir al pueblo,
No quiere el buen Simplicio
Revolución de muertes y de incendios.
El pide sólo evolución tranquila,
Sin destrucciones, víctimas ni duelos:
Pretende el buen Simplicio
Hacer tortilla sin quebrar los huevos.
 
5
 
Oh virgen roja, oh Libertad del mundo,
No te engendró la huera Salamanca
En pedantesco, doctoral concilio
Ni fue tu cuna la prisión del aula.
Hija tú del valor y de la fuerza,
Naciste en la ardorosa barricada
Entre el ronco alarido de las turbas
Y el áspero silbido de las balas.
 
6
 
Tontos con humos de cuerdos
Han caído en la manía
De amancillar la Anarquía:
Nadie exige de los cerdos
Afición a la ambrosía.
 
15
 
Donde imponga ley el clérigo
Y domine el militar,
No se busque nunca un átomo
De justicia y libertad.
 
33
 
Para hacer del libertario
Un profesor de moral
Y un burgués retardatario,
Hay un medio radical:
Convertirle en propietario.
 
40
 
Querer con silogismos
Desarraigar lo malo
Es colar sinapismos
A una pierna de palo.
Donde un Zar dragonea
Y un Sultán decapita,
Hay una panacea:
La santa dinamita.
 
 
 
Libertaria  


Venid y pisad, oh viajeros, 

la nave rebelde 

que no iza bandera en sus mástiles, 

que flota sin ley y sin Dios. 


Las velas tendidas al viento, 

recoge sus anclas; 

no tiene piloto ni brújula 

no lleva ni quiere timón. 


Navega feliz o perezca, 

se arroja a los mares, 

se arroja por sirtes y vórtices, 

sin luna, lucero ni Sol. 


Con pecho gozoso y altivo, 

yo escalo la nave... 

¡Oh mar de los libres! ¡Acógeme! 

¡Oh tierra de esclavos! ¡Adiós! 


Rosario de Acuña  
(1851 – 1923) Librepensadora española. Cultivó todos los géneros literarios, reflejando en ellos sus ideas comprometidas con la emancipación de la mujer y el anticlericalismo. También hizo manifiestas sus convicciones republicanas y su apasionada defensa de la libertad y el humanismo en medio de la  España del Concordato, por lo que fue calificada como "harpía laica", "hiena de putrefacciones" o "trapera de inmundicias".

La marea

Ya se escucha en las orillas
el rumor de la marea;
vendavales de dolores
traen sus olas turbulentas.
Son lamentos y sollozos de incontables muchedumbres
que sufrieron el martirio bajo el yugo de la fuerza;
viene henchida de agonías;
¡Ya se acerca!

Es el grito del espanto del minero que sucumbe
asfixiado por el fuego en la entraña de la tierra,
siendo el lodo del abismo tenebroso su mortaja,
no dejando más que el hambre
por herencia.

Es el grito del que cae de una cumbre del palacio,
jaspeando con su sangre el vestíbulo de piedra,
donde luego, vanamente, clamarán sus pequeñuelos
cuando vayan mendigando
por las puertas.

Es el grito sin consuelo de la inmensa desventura,
de la virgen que se vende, de la virgen que se entrega
fustigada en su abandono por el látigo del hombre
y agobiada de cansancio
y de miseria.

Es el llanto de amargura de la infancia sin amparo,
que tirita, escarchada por el hielo su cabeza,
disputando fieramente con los perros vagabundos
el mendrugo enmohecido
de la cena.

Son los ayes de los pobres desvalidos viejecitos
que agotaron, trabajando como honrados, la existencia,
y se mueren solitarios en rincón abandonado
siendo escarnio de los hombres
su tristeza.

Son los gritos de los seres humillados y vencidos
que formaron hondos mares con sus lágrimas de pena;
¡hondos mares tormentosos de corrientes desbordadas,
donde rugen huracanes
y centellas!

Ya se escucha en las orillas
el rumor de la marea;
no habrá rocas, ni aún las altas,
que resistan los embates de sus olas turbulentas;
viene henchida de agonías;
¡Ya se acerca!...


La gaviota

Océano, no tiemblo, no me espantas;
tus olas imponentes
se quiebran espumosas a mis plantas
y los pardos celajes de tu cielo,
de la centella henchidos,
siempre quedan vencidos
por mi gigante y poderoso vuelo;
busco en tus tempestades
la codiciada presa,
cruzo sin descansar tus soledades,
arrostro el huracán y salgo ilesa,
y en el peñón desierto,
por los cielos tan solo conocido,
tengo el tranquilo puerto,
alcázar de mi amor y de mi nido.


Imágenes tomadas de la circulación libre en la red


Poemas de José Nakens y Fermín Salvochea

José Nakens

(Sevilla, 1841 – Madrid, 1926). Periodista, dramaturgo y activista republicano. Editó el semanario crítico y satírico, El Motín, en el que atacaba a los conservadores y al clero. Esta labor le valió números procesos por delitos de imprenta. Estuvo dos años en la cárcel, acusado de haber protegido a Mateo Morral, quien había hecho el atentado contra Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1906.

A un obispo

¿Quieres que digno de Jesús te crea?
Pues renuncia al palacio donde vives;
vende las joyas que orgulloso exhibes;
despide tus lacayos con librea.

Ve a pie; da pan; consuela. Que yo vea,
no que de ser frenético te inhibes,
sino que gratis das lo que recibes,
y que el ansia de amor te aguijonea,

y que atacas al déspota y al fuerte
sin temor al martirio ni a la muerte,
y entonces te diré: “Por ser humano,

eres digno de Aquel que al pueblo amaba
y el cielo al poderoso escatimaba.
Beso tu anillo… ¡No!... Beso tu mano.”


Los conservadores

Gomosos por beatas mantenidos;
jesuitas por necios admirados;
necios por jesuitas engendrados
y en entrañas de viejas concebidos.

Caballeros de alcoba bien corridos;
esposos complacientes bien lidiados;
protectores de todos los malvados;
desertores de todos los partidos.

Esos que van del templo a la ruleta,
azuzando al esbirro infanticida
contra todo lo noble, grande y bueno,

trajeron la ganzúa en la chaqueta,
vagan sin honra con la frente erguida,
y son conservadores… de lo ajeno.



                                                                                 Fermín Salvochea


(Cádiz, 1842 – 1907). Fue uno de los primeros difusores del anarquismo en su región natal durante el siglo XIX.  Como Federalista, en 1871 se afilió a la I Internacional Obrera. Participó en la revolución de 1868 y encabezó la revuelta federal en 1869. Tras impulsar el cantón gaditano en el verano de 1873, pasó un largo periodo en prisión, de la que saldría pregonando el anarquismo, hasta llegar a convertirse en uno de los mitos históricos de esta corriente política.

Al primero de mayo

Como el paro general
se declare para mayo,
de fijo le da un desmayo
en el acto, al capital.
Proponen los socialistas,
y a la verdad con razón,
que del obrero la unión
se enseñe al capitalista;
quien, algo falto de vista,
no ve en el nuevo ideal
lo que es justo y natural;
y no hay nada que a tal hombre
le preocupe, y aun le asombre,
como el paro general.
Debe el anarquista, pues,
cooperar a tal empresa
con constancia y con firmeza,
gran valor e intrepidez;
que siempre la timidez
se encontró en el ruin lacayo;
y si ha de venir el rayo
que purifique la tierra,
hace falta que la guerra
se declare para mayo.
Muéstrese al rico altanero
de una manera elocuente,
enérgica y contundente,
que hay algo más que el dinero;
que sin él, puede el obrero hacer
de su capa un sayo;
y aunque mire de soslayo
al que le infiere el ultraje,
como lo haga con coraje,
de fijo le da un desmayo.
Ya el término se divisa
de la infame explotación,
y se oye la maldición
del que se ve sin camisa;
contenga el burgués la risa,
que la cosa es muy formal;
nuestra fuerza es colosal
y matar puede a querer,
y envuelto en el lodo ver
en el acto, al capital.


El pobre y el rico

Un pasajero que de orgullo henchido
navegaba en primera,
con desprecio miraba al desvalido
viajero de tercera.
"Al que hable de igualdad -decía el primero-
considero insensato. 
¿Cómo ha de ser cual yo, quien sin dinero
se encuentra y sin zapatos?"
Y entre tanto en el pecho del segundo
el odio se despierta,
al ver que en contra suya todo el mundo
parece se concierta.
Mas pronto la comedia cruel y fría
tornárase en tragedia
al no surgir brillante un nuevo día
del mismo mal que asedia.
Un choque atroz, terrible y formidable
la catástrofe anuncia
y de la muerte el fallo inapelable
en alta voz denuncia.
Entonces de las clases los extremos
sin mirar diferencia,
con ardor se dirigen a los remos
y se unen sin violencia.
El peligro común de los mortales
la vanidad ahuyenta
y hace se reconozcan como iguales
entrando en la ancha senda.
La vida del error no es más que un día,
aunque parezca larga;
la verdad solamente da alegría
y nunca es una carga.


Imágenes tomadas de la circulación libre en la red