REVOLUCIONES MOLECULARES
“No es un paro,
es un estallido. Por eso encuentra resonancia en el país y en el mundo, por eso
ilumina y suena confuso, porque es polifónico, todos tenemos algo qué gritar. Y
duele, claro. Crecer duele”
Felipe (Primera
Línea) – Loma de la dignidad, Cali
La revolución molecular es un importante aporte
conceptual que realizó el filósofo francés Felix Guattari para analizar y
entender los movimientos que dinamizan el campo social. Entre 1977 y 1980,
esbozó y le dio vida a esta interpretación junto al filósofo Gilles Deleuze,
con quien también escribió El Anti Edipo
- Capitalismo y esquizofrenia y Mil
Mesetas, dos textos cruciales para entender el devenir político, social,
estético y cultural en los últimos 40 años.
El concepto de
Revolución Molecular surge en el marco de Mayo del 68, especialmente, en la
conformación de discursos que querían contrarrestar el capitalismo en todos sus
órdenes, pero también, haciendo una revisión de la micro-organización de los
grupos políticos que intentaban confrontar el mismo capitalismo (es decir,
partidos de izquierda). Es importante recordar que Guattari provenía de la
psicología, la psiquiatría, la lingüística y la filosofía; y Deleuze, de la
filosofía y la academía, donde había establecido una línea heterogénea de
pensamiento como producto de sus lecturas de Hume, Leibniz, Nietzsche, Spinoza,
Bergson, entre otros.
Estos dos pensadores
proponen un programa de “análisis militante” al que ellos denominan
esquizoanálisis, en una suerte de apertura hacia lo real-social; una especie de
psicoanálisis político y social en el que básicamente se busca deshacerse del
inconsciente represivo y reprimido para llegar al inconsciente productivo
inmediato.
El esquizoanálisis centra su
búsqueda en las oscilaciones del inconsciente, luego de constatar la existencia
de dos maneras de
producción deseante en un mismo sujeto: el polo fascista y el polo revolucionario. En el polo paranoide, fascista y reaccionario, se presenta
una identificación con los códigos imperantes; mientras que en el polo
esquizoide revolucionario, se vive una descodificación, una
desterritorialización de los códigos estatuidos. La importancia de esta
interpretación radica en entender que los dos polos funcionan en un sujeto de
forma binaria, pero no opuesta, sino, al lado, de tal manera que permiten
entrecruzamientos.
Para llegar a este análisis
físico del inconsciente, los autores plantean la existencia de dos tipos de
máquinas: por un lado, máquinas molares,
las cuales
mantienen una unidad estructural, es decir, son definidas – y pueden
ser sociales, técnicas y orgánicas –; y por el
otro, máquinas moleculares (que propiamente son las máquinas deseantes), las cuales son máquinas formativas y proceden por medio de flujos y cortes. A partir de esta lectura, surge una
apuesta por integrar la economía libidinal y la economía política en una sola. Esto
supone entender el deseo no como carencia, como algo que hace falta y que hay
que adquirir, sino como la conexión entre un flujo y un objeto parcial (a la
manera de una máquina) en un proceso que denominan agenciamiento. De esta manera, el deseo es concebido como algo productivo,
al que no le falta nada, y que produce realidad.
De lo que se
trata, entonces, es de atender los flujos de deseo y entender que la política
está conectada con los deseos. Se busca que funcionen a la par e integradas, la
micro-política y la macro-política del deseo, sin olvidar que la micro-política
del deseo no pretende representar a
las masas, sino interpretar sus luchas,
y que hay que ocuparse con igual intensidad de los problemas individuales y
sociales, pues lo que se busca en el fondo es intervenir activamente contra
todas las máquinas de poder imperante. El campo del deseo y de los
agenciamientos colectivos, supone la subversión de todos los poderes y en todos
los ámbitos. La lucha es por no dejarse contaminar por la ideología y los modos
de subjetividad del capital. El camino es la liberación del deseo.
Ante la constatación de que los
vínculos entre lo molar y lo molecular son reales y actuantes, los autores se permiten poner en duda la afirmación de que una
sociedad se define por sus contradicciones (lo cual corresponde a un análisis molar) y
nos llevan a
pensar que más bien
se definen por sus
líneas de fuga (lo que se enmarca en
una analítica molecular).
A partir de la perspectiva que nos va propiciando la interpretación de Guattari y Deleuze, y teniendo en cuenta la dificultad para definir de manera unívoca a las revoluciones moleculares, intentaré deslindar algunos de sus mecanismos, de sus flujos, de su operatividad.
Lo primero que quisiera decir es que una revolución
molecular no busca articular solo las diversas subjetividades emergentes y sus
luchas particulares, sino que le apuesta a que estos grupos minoritarios se
integren a los grupos que operan al margen del sistema en busca del cambio
social, sin perder de vista que todo esto sucede dentro de un entorno
capitalista, el cual es cada vez más poderoso y asfixiante. Asimismo, lo
molecular no olvida que en el norte siempre está la renovación de lo social
como posibilidad, pero a eso se llega como producto de la acumulación de
fuerzas concretas que, desde la base, den lugar a una nueva composición de
cuerpos y a un conjunto de claves discursivas por medio de las cuales se pueda
poner en cuestión la estabilidad del sistema. Lo molecular no se concentra solo
en lo micropolítico, sino que le apuesta a algo más grande (molar) para la
transformación del campo social. No se trata de huir de la realidad, sino de
hacer huir la realidad.
Finalmente,
quiero anotar que para Guattari las revoluciones moleculares no son revoluciones
marxistas, ni comunistas, pues para él, las revoluciones marxistas históricas,
son consideradas como molares. Para Guattari, el comunismo es otra cosa: la
posibilidad del ejercicio de la individuación. No la preponderancia de lo
colectivo sobre la individualidad, sino “el establecimiento de vida en común”, donde
“la individualidad sea reconocida y verdaderamente liberada”. De esta manera, “la
potencia colectiva es plenamente realizada solo cuando lo singular es libre”.
Para cerrar, les dejo una gráfica en la que se pueden perfilar algunos componentes de las máquinas molares y las máquinas moleculares:
Máquinas molares |
Máquinas moleculares |
Sujeción de la producción y de las máquinas
deseantes a los conjuntos que constituyen
formas de poder o de soberanías selectivas y centrales |
Subordinación
inversa e inversión del poder. Fuerzas sociales revolucionarias, nómadas, ubicadas
en la periferia
|
Conjuntos
molares, con estructuras que reducen las singularidades, creando códigos y
axiomáticas |
Se intensifican multiplicidades
moleculares de singularidades |
Líneas
de integración y territorialización que detienen los flujos
|
Líneas
de fuga que siguen flujos descodificados y desterritorializados, inventando
sus propios cortes, los cuales
producen nuevos flujos |
Polo
paranoico reaccionario fascista |
Polo
esquizoide revolucionario |
Grupos
sometidos |
Grupos
sujetos |
Imágenes tomadas de la circulación libre en la red.
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