lunes, 31 de mayo de 2021

Revoluciones Moleculares

 



REVOLUCIONES MOLECULARES

 

“No es un paro, es un estallido. Por eso encuentra resonancia en el país y en el mundo, por eso ilumina y suena confuso, porque es polifónico, todos tenemos algo qué gritar. Y duele, claro. Crecer duele”

Felipe (Primera Línea) – Loma de la dignidad, Cali

 

La revolución molecular es un importante aporte conceptual que realizó el filósofo francés Felix Guattari para analizar y entender los movimientos que dinamizan el campo social. Entre 1977 y 1980, esbozó y le dio vida a esta interpretación junto al filósofo Gilles Deleuze, con quien también escribió El Anti Edipo - Capitalismo y esquizofrenia y Mil Mesetas, dos textos cruciales para entender el devenir político, social, estético y cultural en los últimos 40 años.

El concepto de Revolución Molecular surge en el marco de Mayo del 68, especialmente, en la conformación de discursos que querían contrarrestar el capitalismo en todos sus órdenes, pero también, haciendo una revisión de la micro-organización de los grupos políticos que intentaban confrontar el mismo capitalismo (es decir, partidos de izquierda). Es importante recordar que Guattari provenía de la psicología, la psiquiatría, la lingüística y la filosofía; y Deleuze, de la filosofía y la academía, donde había establecido una línea heterogénea de pensamiento como producto de sus lecturas de Hume, Leibniz, Nietzsche, Spinoza, Bergson, entre otros.



    La producción de estos dos autores brota en medio de un entrecruzamiento de flujos de pensamiento: la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt; la relectura que realiza Althusser de Marx; la lingüística de Merlau-Ponty, Christian Metz y Pasolini; el existencialismo y marxismo de Sartre y Marcuse; el psicoanálisis y la antropología que reinterpretan el inconsciente de la mano de Lacan y Lévi-Strauss. La mención de estos autores y sus líneas de pensamiento, no pueden dejarse de lado porque muchas de sus propuestas son analizadas y reorientadas por el dúo Deleuze-Guattari.

Estos dos pensadores proponen un programa de “análisis militante” al que ellos denominan esquizoanálisis, en una suerte de apertura hacia lo real-social; una especie de psicoanálisis político y social en el que básicamente se busca deshacerse del inconsciente represivo y reprimido para llegar al inconsciente productivo inmediato.

El esquizoanálisis centra su búsqueda en las oscilaciones del inconsciente, luego de constatar la existencia de dos maneras de producción deseante en un mismo sujeto: el polo fascista y el polo revolucionario. En el polo paranoide, fascista y reaccionario, se presenta una identificación con los códigos imperantes; mientras que en el polo esquizoide revolucionario, se vive una descodificación, una desterritorialización de los códigos estatuidos. La importancia de esta interpretación radica en entender que los dos polos funcionan en un sujeto de forma binaria, pero no opuesta, sino, al lado, de tal manera que permiten entrecruzamientos.

Para llegar a este análisis físico del inconsciente, los autores plantean la existencia de dos tipos de máquinas: por un lado, máquinas molares, las cuales mantienen una unidad estructural, es decir, son definidas y pueden ser sociales, técnicas y orgánicas ; y por el otro, máquinas moleculares (que propiamente son las máquinas deseantes), las cuales son máquinas formativas y proceden por medio de flujos y cortes. A partir de esta lectura, surge una apuesta por integrar la economía libidinal y la economía política en una sola. Esto supone entender el deseo no como carencia, como algo que hace falta y que hay que adquirir, sino como la conexión entre un flujo y un objeto parcial (a la manera de una máquina) en un proceso que denominan agenciamiento. De esta manera, el deseo es concebido como algo productivo, al que no le falta nada, y que produce realidad.

De lo que se trata, entonces, es de atender los flujos de deseo y entender que la política está conectada con los deseos. Se busca que funcionen a la par e integradas, la micro-política y la macro-política del deseo, sin olvidar que la micro-política del deseo no pretende representar a las masas, sino interpretar sus luchas, y que hay que ocuparse con igual intensidad de los problemas individuales y sociales, pues lo que se busca en el fondo es intervenir activamente contra todas las máquinas de poder imperante. El campo del deseo y de los agenciamientos colectivos, supone la subversión de todos los poderes y en todos los ámbitos. La lucha es por no dejarse contaminar por la ideología y los modos de subjetividad del capital. El camino es la liberación del deseo.

Ante la constatación de que los vínculos entre lo molar y lo molecular son reales y actuantes, los autores se permiten poner en duda la afirmación de que una sociedad se define por sus contradicciones (lo cual corresponde a un análisis molar) y nos llevan a pensar que más bien se definen por sus líneas de fuga (lo que se enmarca en una analítica molecular).

    

    A partir de la perspectiva que nos va propiciando la interpretación de Guattari y Deleuze, y teniendo en cuenta la dificultad para definir de manera unívoca a las revoluciones moleculares, intentaré deslindar algunos de sus mecanismos, de sus flujos, de su operatividad.

Lo primero que quisiera decir es que una revolución molecular no busca articular solo las diversas subjetividades emergentes y sus luchas particulares, sino que le apuesta a que estos grupos minoritarios se integren a los grupos que operan al margen del sistema en busca del cambio social, sin perder de vista que todo esto sucede dentro de un entorno capitalista, el cual es cada vez más poderoso y asfixiante. Asimismo, lo molecular no olvida que en el norte siempre está la renovación de lo social como posibilidad, pero a eso se llega como producto de la acumulación de fuerzas concretas que, desde la base, den lugar a una nueva composición de cuerpos y a un conjunto de claves discursivas por medio de las cuales se pueda poner en cuestión la estabilidad del sistema. Lo molecular no se concentra solo en lo micropolítico, sino que le apuesta a algo más grande (molar) para la transformación del campo social. No se trata de huir de la realidad, sino de hacer huir la realidad.

Por otra parte, Guattari ubica el motor de las revoluciones moleculares en la heterogénesis. La articulación de subjetividades emergentes se entiende y funciona como una polifonía de grupos-sujeto que se juntan para proponer alternativas de cambio a nivel global. Es decir, la revolución molecular aparece como la vía de expresión de “un pueblo múltiple, un pueblo de mutantes, un pueblo de potencialidades que aparece y desaparece”, y que puede materializarse por medio de encuentros, afectos o reflexiones. En este proceso, se pueden distinguir dos momentos que funcionan de manera convergente. Una primera fase, destituyente, en la que se buscan las grietas que van surgiendo en las estructuras y en la semiótica del poder. Y una segunda, constituyente, una vez que se ha avanzado en la construcción de un nuevo plano de relaciones, manteniendo las singularidades y las pequeñas autonomías. Estos dos momentos funcionan de manera paralela, pero sin olvidar el estar haciendo un análisis crítico del nuevo espacio y de las nuevas lógicas de relaciones que están conformando las revoluciones moleculares, pues éstas van en contra de las costumbres represivas, de la burocratización y el maniqueísmo moralizador que afectan los movimientos revolucionarios.

Finalmente, quiero anotar que para Guattari las revoluciones moleculares no son revoluciones marxistas, ni comunistas, pues para él, las revoluciones marxistas históricas, son consideradas como molares. Para Guattari, el comunismo es otra cosa: la posibilidad del ejercicio de la individuación. No la preponderancia de lo colectivo sobre la individualidad, sino “el establecimiento de vida en común”, donde “la individualidad sea reconocida y verdaderamente liberada”. De esta manera, “la potencia colectiva es plenamente realizada solo cuando lo singular es libre”.

Para cerrar, les dejo una gráfica en la que se pueden perfilar algunos componentes de las máquinas molares y las máquinas moleculares:

 

Máquinas molares

Máquinas moleculares

Sujeción de la producción y de las máquinas deseantes a los conjuntos que constituyen formas de poder o de soberanías selectivas y centrales

 

Subordinación inversa e inversión del poder. Fuerzas sociales revolucionarias, nómadas, ubicadas en la periferia

 

Conjuntos molares, con estructuras que reducen las singularidades, creando códigos y axiomáticas

Se intensifican multiplicidades moleculares de singularidades

 

Líneas de integración y territorialización que detienen los flujos

 

Líneas de fuga que siguen flujos descodificados y desterritorializados, inventando sus propios cortes, los cuales producen nuevos flujos

Polo paranoico reaccionario fascista

Polo esquizoide revolucionario

Grupos sometidos

Grupos sujetos

 

Imágenes tomadas de la circulación libre en la red.

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