El día entero se nos revela desde su título como una totalidad en
la que habita un afán por hacer pronto el mayor acopio, por instalar una gran
fortaleza que ayude a enfrentar la catástrofe que se aproxima. El autor sabe
que el tiempo es corto, que la esquiva pero certera muerte se ha hecho
presencia dominante y que solo la palabra puede tejer una gran manta para
ahuyentar la orfandad. “La urgencia es que nos alcance”, advierte con
vehemencia desde el inicio, y en efecto, esa complicidad con lo que se nombra va
teniendo su fruto: la muerte, entonces, se vuelve memoria viva y también
espíritu viajero (esa gran herencia que Santiago López ha asumido como elemento
primigenio), pues ha hecho el tránsito que le correspondía y ha dejado certezas
exentas de metafísica: “Morir es como estar sentado al sol / Por largo rato”;
es reencuentro con los elementos, esos que el poeta evoca a cada paso: “Agua tu
voz”; “Es esta tierra lo que te pertenece”; “Esa semilla en que devino el
viento”; “Piedra, ola, madre”.
En el
poemario de Santiago López también hay una ensoñación de lo material, que sabe
reconocer la maternidad de los elementos y la cercanía con ellos. No pierde de
vista que hacemos parte de una memoria mineral, que las abuelas piedras han
visto cómo el primer hombre fue hecho “de agua y polvo y sol y anhelo”. Y esa
vivencia tan profunda le permite conectar con el Pensamiento Ancestral Andino
en el que la montaña es nacimiento de río, que guarda los rumores que va
trayendo el viento. En la memoria ancestral que somos, no fluyen la dispersión
ni la confrontación hasta la muerte; está habitada por múltiples elementos
integrados:
Que la luz te reviente el recuerdo
La voz se te llene de ríos
Porque tienes una laguna en el pecho
(…)
Que sean flores las que te nublen la vista
Pájaros los que te enreden el pelo…
Y sea un amor de viento el que eche a andar tus
palabras por el mundo
(…)
Que la mañana se te llene de estrellas
Y despiertes llorando cuando la vida te inunde.
Pero aunque
esta visión integradora le provea un tono apaciguador al libro, el poeta no
olvida que “el incendio es perpetuo”, que hay un nacimiento y un antes y una
pregunta siempre sin resolver; que unos nacen más temprano y otros mueren más
temprano de lo que les correspondía: ¿Dónde habita, entonces, la certeza? Con
esta voz apenas alcanzamos a vislumbrar de soslayo que los días no bastan y que
“las palabras no alcanzan”, y sin embargo, hay una apuesta por permanecer de
pie, jugándole a todo, esquivando todo, enraizándose en cada giro o quizás,
estableciendo nuevas sintaxis o aferrándose a estructuras no convencionales del
lenguaje escrito:
Asemillándome mucho y acaso canto
Callo
//
Este surgir bejuco hacia la luz desde nosotros
//
Y este despertar volver a viejas nieblas
No en vano,
el poemario acoge a menudo la sucesión de dos verbos en el mismo verso con su
ritmo en infinitivo, el que sin duda nos lleva a otro ritmo, quizás el del
fuego, el del universo rural desde el despertar hasta el sueño, el de la
urgencia o el de los ausentes. En ese diálogo con la futura ausente, de la que
ya se presiente la partida, se le demanda una opción por la vida plena: ¡hasta
el último momento sin claudicaciones!
Ríe pues hasta tu última costilla
Tu más íntimo cansancio y desaliento
En adelante
se sentirá el dolor mas no la nostalgia. El poeta ha aprendido que la muerte es
como una urgencia a la que hay que distanciar, por eso persigue sin ambages “acaso
poco más que la distancia”.
“Solo quiero
que la vida me alcance”, vuelve a gritar la voz con vehemencia, aunque en
muchos casos, con el tono suave de los diminutivos. Y es que ¿quién no ha experimentado
esos “días que parecen haber nacido muertos?”. Hay tantos adioses que no se han
dicho, tanta esquiva tarde en que no hemos podido odiar como Dios manda.
Queremos que la vida nos alcance, pero ¿para qué? El día entero vuelve, de nuevo, como una revelación:
No se quiere
morir y sin embargo la distancia.
No se busca
la ausencia y entonces la partida.
Así, sin más,
como una nube desflorada por la lluvia.
Omar Ardila 2017
7 de agosto y los que estudiamos literatura.nos hemos quedado inertes. gracias por despertarme a través de un sueño de madrugada de este mes de agosto de 2023.
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