Lao zi (Lao Tse)
(604
– 531). Fue una figura semilegendaria del antiguo universo filosófico chino.
Nacido de familia noble en Honan, rechazó la aristocrática herencia y se hizo
curador de la biblioteca real de Loh. A él se le atribuye el libro fundamental del taoísmo: Libro
del Tao y su Virtud.
Max Nettlau, en su
libro La Anarquía a través de los
siglos, dice que Lao Tse es el
pensador de la antigüedad que más se acerca al pensamiento anarquista moderno.
XIX
El que sabe no habla,
el que habla no sabe.
Bloquea tus aberturas,
cierra las puertas,
atenúa los brillos,
iguala la suciedad,
embota los filos,
desenreda lo enmarañado.
Es la identidad profunda y misteriosa.
En ella no puede existir diferencia
entre próximos y extraños,
no puede existir beneficio ni perjuicio,
no puede existir honor ni desprecio.
Es la suprema nobleza del mundo.
XX
Un Estado se gobierna con normas
permanentes,
en la guerra se emplean tácticas
cambiantes,
con el no-actuar se conquista el mundo,
¿Cómo lo sé?
Cuantas más prohibiciones,
más se empobrece el pueblo.
Cuantas más y mejores herramientas tiene
el pueblo,
mayor desorden reina en el Estado.
Cuanta más inteligencia posee el pueblo,
más productos extraños surgen por
doquier.
Cuanto mayor es el número de objetos
preciosos,
más abundan los ladrones y bandidos.
Por eso dice el sabio:
yo practico el no-actuar,
y el pueblo se transforma por sí mismo;
yo prefiero la quietud,
y el pueblo se corrige por sí mismo;
yo no me ocupo de ningún asunto,
y el pueblo se enriquece por sí mismo;
mi deseo es no tener ningún deseo,
y el pueblo se hace sencillo por sí
mismo.
XXVIII
Los antiguos que practicaban el dao,
no lo empleaban para esclarecer al
pueblo,
sino para mantenerlo en la ignorancia.
Si el pueblo es difícil de gobernar,
ello se debe al exceso de sus
conocimientos.
El que gobierna el Estado mediante la
inteligencia,
es un bandido para el Estado;
el que gobierna el Estado renunciando a
la inteligencia,
encarna la virtud del Estado;
quien conoce estas dos razones,
conoce el modelo (de gobierno).
Conocer el modelo,
es la virtud misteriosa.
La virtud misteriosa es profunda,
amplia,
se transforma con las cosas,
y así es como alcanza la gran armonía.
XXXVI
Conocer es no conocer,
he ahí la perfección.
No conocer es conocer,
he ahí el mal.
El sabio no padece este mal,
porque lo padece.
Lo padece,
y por eso está libre de él.
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