lunes, 11 de enero de 2021

La muerte: el hueco infame en la memoria


Gustavo Adolfo Quesada Vanegas


Para darle inicio a este homenaje póstumo, he cambiado la pregunta que se hacía el poeta Gustavo Adolfo Quesada Vanegas en su poema "Todos se mueren", el cual aparece en el libro Uno lleva su cuerpo, publicado por la editorial colombiana Común presencia editores en 2012. "¿Será la muerte / El hueco infame en la memoria?", era la pregunta con que cerraba este inolvidable poema, la cual, he decidido cambiar para darle un tono afirmativo, ahora que muy seguramente, el mismo Gustavo Adolfo, ha podido corroborarlo: La muerte es el hueco infame de la memoria. Aunque quizás, detrás de esta afirmación subyace una potencia que nos permitiría seguir haciendo volteretas a nuestro favor. Si la muerte halla un hueco en la memoria y se desliga de su infame acto que sería el olvido, entonces se nos abre una puerta para la resistencia ante la muerte que, como diría Sartre, es para los otros. Divagaciones, apenas...!!! pues lo que fundamentalmente me ocupa en este momento es el brindarle una despedida literaria a este creador, con el que no tuve una cercanía permanente (apenas sí hablamos en dos o tres ocasiones), sin embargo, su disponibilidad decidida para apoyar las causas en las que se reivindicaban las voces de los excluidos, no pasó desapercibida y me hice a la idea de que era uno de esos sujetos con los que se podía contar en los momentos en que era necesario levantar la voz. Lo recuerdo específicamente cuando, como firmante de la carta solidaria de los artistas para apoyar al pueblo palestino, que gestionamos desde Colombia, se hizo presente en el acto cultural que dio cierre a esta convocatoria y nos compartió varios de sus textos con el brillo en sus ojos y la contundencia de su palabra. Asimismo, lo recuerdo en las jornadas del gran paro del 2019, cuando alcanzamos a ilusionarnos con la potencia de esos cuerpos que se lanzaron a las calles con la certeza de que era necesario detenernos ante el automatismo para luego avanzar en las luchas.

Gustavo Adolfo Quesada fue también historiador, ensayista, narrador, docente, pero el eco (no infame) que aún resuena en mi memoria es el de la poesía, razón por la cual, los dejo con una selección de sus poemas. Sin duda, volver una y otra vez sobre ellos, es el mejor homenaje que podemos hacerle.


TODOS SE MUEREN

 

Tan sencillamente

Como pasar las hojas de los libros

 

Me aquieto en mi rincón

Me tomo el pulso

Me pregunto

¿Cuándo seré la hoja

Que termina el libro?

 

Pasan los días

Y sin embargo sigo respirando

 

¿Será la muerte

El hueco infame de la memoria?

 

 

ME ENCUENTRO MIDIENDO LA DISTANCIA

 

Acudo a tu mirada

Para saber cuánto me falta

 

Todos los días la peste asola una ciudad

 

Y mientras tanto

¿Tú cuentas las gotas de rocío

En la ventana?

¿No sabes que nos están cercando

Las montañas?

¿No has percibido

Que estos días son más cortos?

¿No observas

Las sospechas bailando en la ciudad?

 

Continúo midiendo la distancia

 

UNOS LLEVA SU CUERPO

 

Lo estruja

            Lo macera

Lo suaviza en aromas

Lo templa en el sol   En la lluvia

 

A veces quisiera

                        Dejarlo abandonado

Pues se gasta el infiel

Como se gastan las camisas

 

Otro día lo sublima

Para rozar muy suavemente

Lo que anhela un tenue roce

 

Pero entonces

¿Cómo hacer que permanezca?

 

Por ejemplo ayer

Estuvo muy cerca del delirio

 

Hoy el delirio se acomoda

En un sitio de añoranza

 

¿Dónde se llevan los recuerdos

En qué lugar se guardan?

 

El cuerpo los lleva

Los transporta

Y se inclina en la tarde la derrota

 

Uno lleva su cuerpo

Quisiera abandonarlo

Cuando lo ve tan corto

Tan gastado

 

Pero es tan dúctil

Tan buen acompañante

 

QUE NO SE APAGUE ESTA LUZ

 

Atrás siempre silencio

Hacia lo porvenir siempre silencio

 

¿Nada más?

¿Y ese fluir del aire?

¿Y la murmuración del pulso?

 

Que no se apague esta luz

Por lo demás que empiece

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario