miércoles, 21 de abril de 2010

Alas del viaje en un instante 3



LAS ALAS

“La alegría tiene alas pero no cuerpo
La tristeza tiene cuerpo pero no alas”


Adonis


XV

Aceptar la invitación al viaje,
desandar en la noche la rutina del día,

y partir para siempre,
-- con alas propias --.

...Antes que se consuman los instantes.


XVI


Quiero volver a las pesadas calles
que desanduve junto a los desafiliados
-- mis lazarillos --,
y reencontrarme con su abrazo,
con su migaja de pan,
con su costal repleto de ilusiones,
con su sueño aconteciendo en alguna acera
y a cualquier hora,
con su libre opción de no poseer ni la muerte.

Esas calles conservan, bajo estricto secreto,
la razón de mi locura
y el tránsito por el abismo.

¡Voy a volver!
...para arrancarle a la calle mi pasado
y darle muerte al Yo
que me sujeta las alas.


XVII


La oscuridad,
siendo ausencia,
imperiosamente se aposenta.

La luz,
siendo presencia,
débilmente se insinúa.

La libertad,
naturalmente,
esquiva la ausencia y la presencia

...en todos los instantes.


XVIII

Regresa la mañana con la vida entre las manos.
Sospecho que su rostro
-- presagio de la eternidad --,
es una invitación
a romper la inercia de las alas.

Puedo ver en sus cánticos laudatorios
la voz que permanece para alentar las caídas.

Tras el último insomnio,
ahora se impone la partida.
No conozco la ruta,
ni poseo medio de transporte
pero tengo abiertas las manos
y despiertos los sentidos desconocidos.

Para fugarme de mí mismo,
...hacia la cima del mediodía.


XIX

Camino con retorno
el que conduce
la vida.

Impulso fugaz
el que consume
la imagen de la nada.

Desequilibrio vital
el que acepta
órdenes y ordenadores.

Poderío real de la palabra
el que existe
antes de ser articulada.


XX

Una imagen escrita en el viento,
un fuego cabalgando sobre montañas de nieve,
una flor de sándalo alentando la noche,
una espiga indagando al abismo
un ángel designado para humanizar los templos,

una esperanza para los desafiliados
que bailan al ritmo del coro asesino.


XXI

Tengo la carne sometida por punzantes temores,
pero el espíritu se levanta
bravío e indómito.
Me pesa la sensual mirada de la noche,
pero el rocío es un bálsamo
que vuelve a renovarme.
Todo paso obtuso e inseguro describe mi camino,
pero en cada paso
desando la muerte.
Cada música que escucho se transforma en un réquiem,
pero la nada me regala
su eterna melodía.
Cuando intento partir abrasivos deseos me consumen,
pero tengo conciencia de las alas
que no dejan de vibrar.

…y soy el aire,
en el que transitan libremente,
los sueños de los mundos en eterna vigilia.

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