miércoles, 21 de abril de 2010
Alas del viaje en un instante 5
EL INSTANTE
“Mueren cien años en un instante,
lo mismo que un instante en un instante.”
Antonio Porchia
XXX
La eterna soledad de la silla me indaga:
desata la tortura de la palabra inacabada;
transita en el silencio
de piedras arañadas por buitres hambrientos;
me inactiva,
mientras vibra
en frenética danza;
domina la esperanza
y me sumerge en la congoja
de los crujientes huesos.
Y la noche no llega,
y el filamento no se enciende,
y la música no irrumpe,
y se va consumiendo la luminosa tarde.
Y un nuevo visitante
-- dueño del nuevo instante --,
me detiene el ensueño
ante la solitaria silla que me indaga.
XXXI
Un nuevo día que no avanza
en el pétreo cuarto.
Los espacios se ausentan
en su habitual ausencia.
Los sueños se pierden
en su propio recuerdo.
La música que parece cercana,
no da tiempo para enseñarle el oído.
Y el amor se derrumba,
cuando intenta llegar liberado del tiempo.
Frente al espejo de los ojos
transcurre la eterna tarde.
Junto letras inexistentes
para aferrarme a una voz,
y sólo encuentro,
los instantes vacíos
desprovistos de palabra.
XXXII
No poseer un número.
No pronunciar una palabra.
No comunicar el silencio.
No concebir la nada.
Pero
la vida inventa todo.
Incluso,
el instante de la muerte.
XXXIII
¿Para que sirve el impulso
que se consume en un instante?
¿Y para qué una plegaria
que orienta la confianza
hacia otro instante?
Todo impulso liberado
tiene su conclusión en la nada.
XXXIV
Para mi Padre
Cada instante, “la incesante partida”.
Cada partida, la muerte del instante.
Cada instante, se afianza con la ausencia.
La ausencia, que es la vida.
Unas vidas jugadas
en la razón de la muerte y su posibilidad.
Unas muertes que no saben
si son posibilidad o eterna razón.
Una razón que reclama
por sólo ser ausencia.
Una ausencia que no logra
rebasar su dinámica racional.
Una palabra
que escruta
lo inescrutable.
XXXV
La proyección del instante
no alcanza la sombra del siguiente.
Solamente vislumbra
la posible existencia,
y conserva el recuerdo
del que acaba de fugarse
...hacia otro recuerdo
que no existe.
Etiquetas:
Alas del viaje en un instante,
Omar Ardila,
Poesía colombiana
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario